
Sí, pensar. Empiezo fuerte ¿eh? Pues es algo tan obvio y a veces tan complejo que pocos equipos se detienen a ello. Prefieren ir a cumplir datos: KPI's, OKR's y lo que les echen en lugar de parar un momento y pensar, plantear el escenario que de verdad es importante asumir. Está claro que hay que vender, facturar, monetizar pero, no todo es eso ni debe ser eso. Por lo menos en la gestión de marca.
Vivimos en un mundo saturado de información y dominado por la rapidez de resultados, las marcas enfrentan un reto clave: ser relevantes, auténticas y sostenibles a lo largo del tiempo. Por ello, me gustaría plantear esta reflexión sobre cómo el pensamiento crítico, lo que viene siendo aprender a pensar, es fundamental si quieres una marca relevante y competitiva en un entorno en el que es fácil diluirse por la saturación de información y mensajes. Un entrono dominado por la rapidez de resultados y el "ahora lo quiero, ahora lo tengo que tener". Es aquí donde las agencias y consultoras debemos poner en valor nuestra aportación a las marcas y por tanto a los negocios de nuestros clientes.
La creatividad, lejos de ser una chispa momentánea, nace de la capacidad de solucionar problemas desde diferentes perspectivas.
En el ámbito del branding, pensar de forma crítica nos permite comprender mejor al consumidor, el mercado, cuestionar narrativas establecidas y encontrar soluciones innovadoras. Sin embargo, la saturación de información y el ruido digital dificultan este proceso. Enseñar a pensar —es decir, desarrollar la capacidad de analizar, contrastar y sintetizar información— es un paso esencial para desbloquear el potencial creativo de las personas y los equipos. Es mucho más que una necesidad educativa; es un pilar esencial para las marcas y equipos que aspiran a innovar. El pensamiento crítico no sólo ayuda a cuestionar lo establecido, sino que permite detectar oportunidades en un contexto saturado de ruido digital.
Reflexionemos sobre cómo el pensamiento crítico, la creatividad y la estrategia pueden redefinir negocios y marcas en un entorno en constante cambio.
Las marcas enfrentan un reto clave: ser relevantes, auténticas y sostenibles a lo largo del tiempo. Vivimos en un contexto donde la inteligencia artificial, la desinformación o sobre información causada por la saturación digital, dominan el panorama, enseñar a pensar se ha convertido en un desafío y una necesidad crucial. No sólo en el ámbito educativo, sino también en la forma en que marcas y empresas abordan su estrategia y como esta tiene que conectar con su marca que a su vez deberá hacerlo con su audiencia. En este artículo reflexiono sobre cómo fomentar el pensamiento crítico puede impactar directamente en la construcción de marca para que dicha construcción sea auténtica y, por supuesto, relevante.
La relación entre el pensamiento crítico y la creatividad
La creatividad, lejos de ser una chispa momentánea, nace de la capacidad de analizar problemas desde diferentes perspectivas. En el ámbito del branding, pensar críticamente nos permite comprender mejor al consumidor, cuestionar narrativas establecidas y encontrar soluciones innovadoras. Sin embargo, la saturación de información y el ruido digital dificultan este proceso. Enseñar a pensar —es decir, desarrollar la capacidad de analizar, contrastar y sintetizar información— es un paso esencial para desbloquear el potencial creativo de las personas y los equipos.
Ha día de hoy, está demostrado que las marcas con más éxito son aquellas que desafían las normas preexistentes con propuestas auténticas y diferenciadas. Desde marcas más internacionales como Apple, redefiniendo la tecnología como un estilo de vida o Patagonia defendiendo la sostenibilidad como un valor central. A Vicio o Milfshakes, ahora conectadas por un nuevo drop de la segunda, donde la experiencia de la marca, su "hype" está por encima del producto o servico. Marcas que buscan crear comunidad para servirle todo tipo de experiencia dentro de ella. Lejos de lo que muchos puedan pensar, estas marcas no sólo son creativas, sino que nacen de un pensamiento estratégico y crítico que les permite detectar oportunidades donde otros ven barreras.
El pensamiento crítico como eje de la estrategia es fundamental.
El branding, en su parte más fundamental, es más que un ejercicio de diseño o comunicación: es una práctica constante de evaluación y redefinición de cómo las marcas se relacionan con sus audiencias. Aquí, el pensamiento crítico desempeña un papel crucial y para ello se debería, como mínimo trabajar sobre tres puntos fundamentales:
Tener claro el camino y no perderlo: este camino viene desde una definición de lo que somos, lo que queremos ser, de nuestro propósito y qué vamos ha hacer o somos capaces de hacer para llevarlo a cabo. También de ser consecuentes con nuestra personalidad y transmitirla sin tapujos o variaciones. No podemos gustar a todos, no debemos gustar a todos.
Tomar decisiones basadas en datos: en un mundo digital, las marcas tienen acceso a datos casi ilimitados. Sin embargo, no toda la información es útil ni veraz. El pensamiento crítico ayuda a filtrar el ruido y centrarse en los insights relevantes.
Conectar de manera auténtica: los consumidores actuales valoran la autenticidad. Sin un enfoque crítico, las marcas pueden caer en el error de seguir tendencias pasajeras que no conectan realmente con su audiencia.
Anticiparse al cambio: las estrategias de éxito se construyen al anticipar lo que está por venir, entenderlo, aceptarlo y ser capaces de adaptarse a ello. Pensar de forma crítica permite a las marcas adaptarse y evolucionar en lugar de reaccionar tarde.
Branding: más allá de la imagen, es una estrategia de negocio conectada y representada de distintas formas: visual, auditiva, redaccional, etc. basadas en una personalidad definida a la que hay que ir dándole forma.
El branding no es sólo cómo se percibe una marca, sino el impacto que tiene en su entorno. Una marca relevante no sólo vende, sino que educa, inspira y transforma. Enseñar a pensar es fundamental para construir ese impacto, tanto en los equipos que desarrollan las estrategias como en las audiencias a las que se dirigen. Para ello, es necesario disponer de equipos que practiquen un enfoque crítico, teniendo así, mayor capacidad para resolver problemas, encontrar nuevas perspectivas y generar ideas que realmente importan.
Pero no todo es responsabilidad de la marca, también el consumidor, las audiencias, en definitiva las personas deben ser conscientes de ello y para ello una marca no debe sólo crear clientes, sino embajadores. Fomentar el pensamiento crítico desde la marca hacia la comunidad también contribuye a una sociedad más informada y consciente de lo que compra, consume y/o comparte.
Un mensaje claro en tiempos de desinformación.
El buen branding, como una buena campaña o un modelo de negocio rompedor, debe ir conectado o de la mano de creatividad y estrategia. Para ello, se necesita un enfoque renovado que valore el pensamiento crítico como eje central de mucho de lo que en nuestro día a día se pone encima de la mesa.
En identty, creemos que el futuro del branding pasa por construir marcas que no solo destaquen, sino que también eduquen, inspiren y conecten profundamente con sus audiencias.
¿Qué opinas? ¿Integras el pensamiento crítico en tus estrategias de marca o de tejas llevar por las tendencias?
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