La arquitectura de marca es la base invisible sobre la que se construye la claridad de un negocio. Cuando está mal definida, genera confusión, canibalización y pérdida de confianza. Pero cuando se diseña con lógica y estrategia, cada marca ocupa su lugar, la oferta se entiende y la relación con el cliente se fortalece. En este artículo exploramos cómo estructurar un portafolio coherente que impulse relevancia, confianza y crecimiento.