Depique no es una tienda de golf al uso. Es una marca que ha sabido liderar el cambio en el sector, apostando por la personalización, la innovación y una experiencia de cliente diferencial. Si alguien sabe de golfistas, son ellos. Son expertos en conocer sus retos, necesidades y gustos. Pero, a medida que trabajamos juntos, vimos que su identidad visual no estaba a la altura de todo lo que ya eran. Carecía de coherencia y propósito.

Sus tipografías y estilo gráfico empezaban a quedarse cortos para lo que la marca representa hoy: dinamismo, cercanía y evolución constante. El reto no era sólo estético, sino narrativo: hacer que el diseño reflejara la experiencia que viven los jugadores y jugadoras cuando entran en el universo Depique.

Para definir el eje de su comunicación visual, en identty nos hicimos una pregunta clave: si tuviésemos que condensar el golf en una sola palabra, ¿cuál sería? ¿Qué símbolo lo representa de forma universal, incluso para quienes no juegan? La respuesta era evidente: el swing.

Así pues, propusimos una idea visual que, como el swing de un golfista, tuviera ritmo, control y propósito. Inspirándonos en el movimiento circular del palo durante el mítico golpe, desarrollamos una dirección artística basada en el efecto swing: un recurso visual que conecta forma y función, deporte y diseño, esencia y emoción, y que además refuerza la narrativa y coherencia de todo el sistema gráfico.

Además de la fotografía, optamos por una tipografía clara, sofisticada y legible, alejándonos de la inconsistencia y saturación visual del pasado. La elección del uso de minúsculas en titulares no es casual; esta aporta modernidad, fluidez y nos aleja del ruido, asegurando un mensaje claro y fácil de captar rápidamente.